El sueldo

Es esa cantidad estratosférica, razonable, justa, miserable, de hambre; según uno sea Gerente, jefe de informaciones (aunque sea “S”) administrativo, vendedor, obrero, alarife, ayudante del ayudante, periodista, corrector, etc.

La forma de calificar el sueldo tiene además que ver con el lado y la trinchera política en la que uno se encuentre.

Vamos por partes:

Si estoy del lado de la empresa, el sueldo podría ser ese gasto justo y necesario que ésta entrega con gusto al trabajador, y retirado en una, dos o más partes, dependiendo de las urgencias y exigencias hogareñas o de otras latitudes, que tenga este mártir del trabajo, el que con lluvia o sol, con frío o calor siempre está dispuesto a llegar puntual al templo del trabajo, el que hecha de menos en los días feriados y que no tiene que asistir a ese lugar.

Si estoy del otro lado, es decir humilde, honesto, leal y fiel trabajador dispuesto a cualquier cosa "hasta entregar la vida si fuese necesario” por la fuente y origen de mis desvelos, perdón, de mis ingresos, siempre pensaré que el sueldo es bueno, pero que podría ser mejor si no fuera porque el jefe me tiene bronca.

Si en la trinchera política soy de derecha, diría que la empresa quisiera pagar más a “su gente” pero el gobierno tiene ahogado al empresariado y aunque la empresa tiene la voluntad; los costos y los impuestos no nos permiten aumentar los sueldos, aún sabiendo que la pobre gente lo necesita para su bienestar y desarrollo económico, que le permita crecer con igualdad en esta sociedad que nos cataloga según lo que tenemos.

Si soy de la trinchera de enfrente voy ha decir que los sueldos son injustos y que los empresarios siempre se quedan con la parte más grande de la torta y que el pobre obrero siempre va a estar bajo el yugo del patrón.

Como pueden ver señores lectores este asunto tiene varias aristas; sin embargo las arriba mencionadas no son todas y no agotan el tema, (tampoco se pretende eso) .Con todo, permítanme otro punto de reflexión.

Para la esposa el sueldo es “esa cochinada de plata que te dan” y que nunca tiene relación con tus capacidades y no te reconocen el esfuerzo y la entrega por la empresa y que no tiene nada que ver con lo que hacen tus compañeros que siempre andan “en terreno” sacando la vuelta.

En fin, esto da para mucho; mas, no podemos perder de vista que siempre nos ganaremos el pan con el sudor del de enfrente y que debemos seguir en la brecha, porque a este país hay que levantarlo trabajando no importa cuánto nos paguen.

Rubén Jerez Olmedo